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sábado, 29 de marzo de 2014
Reportaje Fotoperiodístico
La Enfermera del Calzado
(Envigado)
Nelly con alrededor de 57 años de
edad y 32 reparando calzado, ella trabaja en un pequeño cuarto en la
ciudad de Envigado, con esfuerzo y persistencia logra sobrevivir. Ella aprendió empíricamente el arte de arreglar zapatos,
trabaja casi todo el día. Ella comenta que tiene la necesidad de estar ocupada,
si no está en su diminuto local, está en su jardín. Sin licencia de
funcionamiento, su taller, sin ornamentación llama la atención sin
lugar a duda, no solo por el espacio sino también por la esencia de Nelly.
Ella no tiene la necesidad de estar en un lugar "estético", el desorden
no le impide que su trabajo sea eficiente.
Ella repara todo tipo de calzado, es precisa, eficaz, versátil y contundente
en cada tallado, remachado y pulida que le profiere al zapato.
En este estante colecciona infinidad de zapatos, unos esperan su
turno de acabado y otros a sus dueños en melancolía.
Pocos prestan atención a la advertencia, unos olvidan y otros dejan deliberadamente
su calzado a merced de "la enfermera".
Con su lijadora pule la suela y el zapato que se va a arreglar o se le va a hacer su
respectivo montaje, una maquina vieja y oxidada la ha acompañado en soledad desde que
comenzó con la profesión.
Aglutinada en ese pequeño cuarto, pasa los días rodeada de zapatos de toda clase
,no se cansa de trabajar, pero realmente disfruta lo que hace.
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Autorretrato
El
Absurdo
A veces sientes que quieres diluirte y esfumarte como un mago. La existencia te agobia, abruma, consume y carcome; entras en un estado de locura voraz . En ocasiones deseas dejar de escuchar, de oler, de
palpar y degustar el mundo (tu exterioridad) , entonces te sumerges como
tratando de escapar y ocultarte. Se te hace absurdo he inadmisible existir. Y al
final te das cuenta de que estas solo, quedas solo tú, tu cigarrillo y tu café. Ya no tiene sentido vagar como sonámbulo.
Retrato
Aglutinado
Rodeada de cuatro paredes, aprisionada, comprimida y
prensada, se mueve en su pequeño laberinto, rodeada de libros, los libros
rodeados de más libros. Ve pasar a la gente en frente suyo desde su cajón y se
pregunta si realmente son libres. Uno que otro se acerca y pregunta tímidamente
por un libro, como por ósmosis lo halla en medio de ese caos sin mucho
rebusque. Ella es fría e indiferente, pero es feliz. Se puede decir que es
única en lo que hace, labora en una librería en un tal Envigado.
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